lunes, 8 de septiembre de 2008

LEE ESTO SOLO SI TIENES PROBLEMAS


"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el
mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al
mundo" (Juan 16:33).



Un hombre que muchos creen haber sido el mayor Presidente
americano, dio un ejemplo de actitud. Cuando él hizo siete
años de edad, fue forzado a dejar el aconchego de la familia
para trabajar. A los nueve años perdió su madre. Perdió su
empleo cuando tenía veinte años de edad. Anheló ir para una
Facultad de Derecho pero no consiguió. A los veintitrés años
él entró de socio en una pequeña tienda. Tres años más tarde
el socio murió y una gran deuda llevó años para ser paga. A
los veintiocho años, después de enamorar una chica por
cuatro años, la pidió en casamiento y ella lo degradó. En su
tercera tentativa él fue electo para el Congreso, pero a los
treinta siete años perdió la reelección. Su hijo murió a los
cuatro años de edad. Cuando este hombre tenía cuarenta cinco
años, se candidató al Senado y perdió. A los cuarenta siete
años intentó a Vice-Presidencia y perdió. Pero, a los
cincuenta uno años ha sido electo Presidente de Estados
Unidos. El hombre era Abrahan Lincoln. Aprendió a enfrentar
el desánimo y caminó adelante de él. ¿Sabía que ha sido
Abrahan Lincoln que, en medio a la Guerra Civil, en 1863,
estableció la celebración anual del Día de Acción de
Gracias? Lincoln aprendió lo cuanto es importante parar y
agradecer a Dios en medio a grandes dificultades.

¿Cual nuestra actitud delante de Dios cuando los problemas
nos abruman? ¿Murmuramos? ¿ nos Quejamos por Él nos haber
abandonado? ¿Afastamonos de Su presencia?

Necesitamos, como Lincoln, aprender a alabar y agradecer al
Señor en todos los momentos. En la alegría y en el éxito por
Su gran misericordia y amor; en las luchas por Él estar nos
disponiendo para grandes conquistas; en los momentos de
chascos y frustraciones porque valoraremos aún más nuestras
victorias.

El Señor Jesus prometió estar con nosotros todos los días y
eso incluye también los días de luchas y tribulaciones. A
nosotros cabe confiar y agradecer su compañía. Por más que
el día esté encapotado y triste, luego volverá a brillar el
sol de la alegría en nuestros corazones.

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